CATORCE RAZONES PARA LA ESPERANZA

Trabajo social

Todas las montañas se dejaban, divertidas, explorar

y trepar por las ramas

las noches de luna caminamos hasta el fondo del nogal

A contar las historias

Todo lo que somos, ya lo fuimos, solo has de recordar

y jugar con el aire

en los buenos sueños de verano, siempre sueñas regresar

y cantar hasta oirte

Llegan ya las danzas del ayer

traspasando tu corazón

que se ha convertido en piedra

desde que no bailas.

Danzar sobre la tierra. Karmento.

Es difícil resumir todo lo vivido en Ciudad Real. Es por ello que me propuse dividir mis reflexiones y sensaciones del XIV Congreso estatal de trabajo social en dos entradasla primera, dedicada a los contenidos, fue publicada por Teresa Panza en el blog del propio congreso. La segunda, de carácter más personal, es esta.

Quiero comenzar agradeciendo a las compañeras lectoras del blog su cortesía al dedicarme unos minutos de su escasísimo tiempo en la vorágine del congreso. Las muestras de cariño recibidas han sido una recompensa que supera con creces la soledad del ordenador en esta mesa setentera de esta habitación atiborrada de figuras de porcelana en esta casa alquilada del Cuéntame. A todas, de verdad, os llevo en el corazón.

También de corazón agradezco al Consejo General su invitación a participar en el congreso con el alter ego Teresa Panza. Ha sido un privilegio que he disfrutado muchísimo aunque mi castellano antiguo sea, por ventura, manifiestamente mejorable. Gracias a dios existe internet, el corta-pega y la poca vergüenza.

No puedo cerrar el capítulo de agradecimientos sin enviar un abrazo virtual a la organización, es decir, a las gentes del colegio Castilla-La Mancha y el Consejo por su esfuerzo, por su entrega y el cariño que han puesto en el congreso. Don Quijote tenía razón, allí habitan gigantes y no molinos, porque solo gigantes pudieron acometer un evento de estas proporciones.

Dice Alizia Stürtze, historiadora: El comunista italiano Gramsci, prisionero del fascismo hasta las vísperas de su muerte, defendía la necesidad de compaginar «el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad». Al cierre de este catorce congreso y de esta temporada bloguera traigo catorce razones para la esperanza. Esta esperanza gramsciana es la que me empuja al teclado todas las semanas y a otros lugares todos los días de mi vida.

La esperanza en el feminismo

1. Este ha sido un congreso de mujeres: La mayoría de las intervinientes han sido mujeres. Cuestiones feministas se han tratado tanto en el congreso como en corrillos profesionales y se ha respirado sororidad. Hay, por otra parte, cada vez más compañeros que están cuestionándose su masculinidad y revisando sus privilegios dentro de la profesión, en la línea de los propios valores del trabajo social ¡Bien!

2. Cada vez hay más chicas jóvenes abriéndose paso. Hay relevo, vaya que si lo hay. Carolina Jiménez, más conocida como trabajadora social de pueblo, tiene un estupendo papel en el documental Las chicas del PRAS, donde Emi Vicente (la señora Duquesa) y ella aparecen. Emocionante sin duda el trabajo del Canal de lo social. Y tampoco debéis perderos el blog de Daniela Montes sobre trabajo social y migración. Daniela estuvo recogiendo firmas por la iniciativa Regularización YA. Os animo a sumaros.

En lo referente al feminismo y el trabajo social quiero aprovechar para apuntar al interés de organizar un evento monográfico sobre trabajo social y feminismo. Un reto que lleva aparejado otro reto, este último de enormes dimensiones: Encontrar el modo de convivir y trabajar juntas. No es admisible que la fractura actual en el seno del feminismo nos lo impida. Yo no lo acepto. Soy feminista radical, sí, da lo mismo: Me siento moralmente obligada a entenderme con otras perspectivas diferentes a la mía. Prometo escribir una entrada buscando puentes la temporada que viene.

Ciencia y profesión

3. Crece el número de revistas sobre trabajo social, tal y como pudimos constatar en el encuentro de revistas que se celebró en el congreso.

4. Por fin, traducciones. El consejo ha traducido una compilación de escritos de Mary Richmond. Tal y como decía la compañera Nuria Fustier en redes, sería estupendo que el consejo continuase esta iniciativa traduciendo, por ejemplo, alguno de los libros de Malcolm Payne. Por desgracia la mayoría de nosotras nos manejamos muy mal con el inglés y hay libros en este idioma que serían un gran aporte para el trabajo social en español.

5. También crecen las publicaciones, las editoriales y las colecciones. A la editorial de Alejandro Robledillo se suma el Canal de lo social y asimismo crecen las colecciones de trabajo social en editoriales de renombre como Alianza, Aranzadi, etc y en otras menos conocidas como Nau Llibres.

6. En estas catorce razones para la esperanza incluyo algo que vengo reclamando mucho tiempo: Prestar atención al interior del cerebro. Conocer las bases biológicas de la conducta humana es básico en el desempeño profesional. Nos visitó Elsa Punset. Para el próximo congreso, voto por traer a Pere Estupinyà.

La profesión y el malestar

7. Otro motivo para la esperanza es la elaboración de la Ley marco de servicios sociales. No sabemos si la tumbarán en las cortes, pero al menos la dirección general está trabajando en ella y la cosa parece ir muy avanzada, según nos contó Patricia Bezunartea en la mesa de servicios sociales. Su cargo como directora general de servicios sociales es otro motivo para la esperanza porque es una compañera con la cabeza muy bien amueblada que además viene de las trincheras, más concretamente de los servicios sociales de Móstoles.

8. Un diagnóstico común. Observé en el congreso que el diagnóstico sobre la situación que estamos viviendo en servicios sociales es cada vez más coincidente, lo que supone un avance a la hora de politizar y colectivizar el malestar.

9. Burgos y Granada. Las protestas de las jóvenes compañeras de Burgos y Granada constituyen un ejemplo a seguir en el resto del territorio. Tuve la oportunidad de hablar con compañeras de ambas ciudades y desde luego son dignas de admiración.

10. La renta básica, por fin una bandera del trabajo social. El consejo general ya se posicionó a favor de la renta básica a través de este documento y a quienes militamos en esta iniciativa se nos facilitó la recogida de firmas, incluso el vicepresidente del consejo, Rafa Arredondo, animó a la firma de la iniciativa europea.

11. Mala praxis. Sí. Es un tema absolutamente necesario para el avance de la profesión, que ha llegado de la mano de Francisco Idareta, quien a partir de este congreso es conocido por su nombre artístico, Francisco y su acordeón (deleitó a los presentes con este instrumento).

12. Reunión de conjurados. A partir de las reflexiones de Natalio Kisnerman, Izaskun Ormaetxea realizó una brillante apología sobre la conjura para luchar no ya por el desarrollo de la profesion sino por los derechos de la ciudadanía. Su conjura fue muy aplaudida por el público.

13. Irreverencia. La llamada de Pedro Celiméndiz a un trabajo social irreverente en su ponencia arrancó las ovaciones del plenario. Una ponencia, como he dicho en diferentes foros, que formará parte de la historia de los congresos del trabajo social. Cuando esté publicada la compartiré en el blog. De momento dejo esta perla:

La irreverencia es una postura derivada de un estado mental del profesional que le permite actuar liberándolo de la ilusión de control. Se trata de promover la incertidumbre, de cuestionar lo incuestionable, de atreverse a poner palabras, aclarar los silencios, no dar nada por supuesto.

14. Si no puedo bailar, no es mi revolución. No recuerdo un congreso en el que hayamos bailado tanto: Bailamos al son de Fito y Fitipaldis el jueves, bailamos al ritmo de Karmento el viernes y bailamos el sábado por la mañana en el flash mob, el sábado por la tarde en la clausura y el sábado por la noche con Rozalén. El baile merece su lugar en estos catorce motivos para la esperanza porque solo la alegría puede generar esperanza que es como dije antes, el optimismo de la voluntad.

Abrí esta entrada con un fragmento de la letra de Danzar sobre la tierra, de Karmento y acabo esta entrada y esta temporada de blog con el final de la ponencia de Pedro Celiméndiz, que cierra la danza colectiva que ha sido el XIV congreso estatal de trabajo social y II Iberoamericano. Gracias por leerme. Te deseo un feliz verano a ritmo de siete octavas.

– Lo mejor será que bailemos

– ¿Y qué nos juzguen de locos, señor Conejo?

– ¿Usted conoce cuerdos felices?

– Tiene razón ¡¡Bailemos!!

Escrito por Belén Navarro en su blog: «trabajo social y tal…»

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